En diciembre de 2007, arqueólogos de la Universidad de Indiana descubrieron, sumergido a pocos metros de la costa de Isla Catalina, los restos del naufragio del Quedagh Merchant, un barco capitaneado por el infame pirata William Kidd.
La historia del pirata Willian Kidd
William Kidd, conocido también como Capitán Kidd (nacido en 1645, en Greenock, Escocia y muerto el 23 de de mayo de 1701, en Londres) fue un corsario y pirata británico del siglo XVII que llegó a ser celebrado en la literatura inglesa como uno de los forajidos más famosos de todos los tiempos. A través de los siglos, numerosos cazafortunas han buscado infructuosamente sus tesoros enterrados.
La carrera temprana de Kidd es oscura. Se cree que se hizo a la mar en su juventud. Ya en 1689 navegaba como corsario legítimo de Gran Bretaña, contra los franceses en las Indias Occidentales y en las costa de América del Norte. Para 1690 era capitán y patrón de barco, establecido en la ciudad de Nueva York, desde donde en varias ocasiones combatió a corsarios enemigos que asolaban las costas de Nueva York y Massachusetts.
En 1695, recibió en Londres una comisión real para detener a los piratas que acosaban a las naves de la Compañía de las Indias Orientales en el Mar Rojo y en el Océano Índico.
Kidd obtuvo su premio más valioso en enero de 1698, al asaltar y hacerse con el barco armenio Quedagh Merchant, un buque mercante de 500 toneladas cargado de oro, joyas, plata, sedas, azúcar y armas de fuego, hundiendo en la misión a su propio Adventure Galley, en deplorables condiciones de navegación.
Cuando llegó a Anguila, en las Indias Occidentales (abril de 1699), supo que había sido denunciado como pirata. Abandonó entonces el Quedagh en la isla de La Española (donde el buque fue posiblemente saqueado y hundido por su tripulación; en cualquier caso, desapareció con su botín), y se embarcó en el Antonio, un barco que acababa de adquirir, rumbo a la ciudad de Nueva York, donde trató de persuadir de su inocencia al conde de Bellomont, el entonces gobernador colonial de Nueva York.
Bellomont, sin embargo, lo envió a Inglaterra para enjuiciarlo, y fue declarado culpable y ahorcado el 23 de mayo de 1701. Como una advertencia contra otros piratas, su cuerpo fue colgado en una jaula, dejándolo pudrir a la vista de todos a lo largo del río Támesis.
En los años sucesivos, en la ficción occidental, el nombre del capitán Kidd se convirtió en inseparable del concepto idealizado del pirata bravucón.
Esta es la historia de uno de los piratas más famosos de la historia, que podrás conocer a través de los restos de este naufragio, cuando visites la paradisíaca Isla Catalina.
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